La situación del arte y la cultura en nuestro pa s es, por un lado, ilusionante,
debido a la riqueza de nuestro patrimonio inmaterial adquirido y
al potencial de los creadores actuales.
Por otro lado, es manifiestamente
mejorable si comparamos la cantidad y calidad de los recursos públicos
y del propio mercado con otros países de nuestro entorno, con los
que tenemos una diferencia abismal. La escasez de recursos en el sector
de las artes -aquí nos centraremos en artes escénicas y audiovisuales
como las artes esenciales o nucleares- se acompaña de otra dificultad:
los pocos recursos existentes, creados hace décadas, no presentan una
actualización a la sociedad en la que se encuentran. También son mejorables
las prácticas existentes dentro del propio sector y, sobre todo,
muy mejorable siquiera la inquietud y el desarrollo de un enfoque estructural
distinto.